Mira, te voy a ser sincero: tengo el mismo interés en trastear con la mecánica de la bici que en ponerme a ajustar las cuerdas de mis guitarras: absolutamente ninguno.
¿Para qué voy a perder el tiempo ajustando el tensor o la entonación de mi Gretsch cuando podría estar tocándola? Pues con la bici, igual. ¿Limpiar la cadena a fondo durante horas? Ni hablar, yo lo que quiero es dar pedales. Solo me interesan los accesorios que me hacen la vida más fácil y no me dan dolores de cabeza.
La Knog Blinder 1300: potencia bruta con un diseño impecable.
Desde que ando por aquí en Bikepa, han pasado por mis manos un montón de luces. Y la mayoría me han acabado sacando de quicio. O se soltaban del manillar en el peor momento (acabando estampadas contra el asfalto) o directamente morían al primer chaparrón. Además, no soy precisamente el tipo más meticuloso del mundo: se me olvida cargar las luces día sí y día también. Y claro, siendo la bici mi medio de transporte principal, quedarte a oscuras de noche es una faena gorda.
La redención llega con la Knog Blinder 1300
He probado de todo. Tuve las See.Sense Icon2 un tiempo, pero un día, al salir del bar después de unos tercios, me encontré con que les había entrado agua y adiós muy buenas. Otras han pecado de batería escasa o soportes que parecen de mantequilla.
Pero la Knog Blinder 1300 ha roto la maldición. Lleva un año montada en mi Temple Adventure Disc 2 y, qué quieres que te diga, no me ha fallado ni una vez.
Así de compacta queda la Blinder 1300 en el manillar.
Lo que más me mola es que es totalmente estanca. Se quita y se pone del soporte en un segundo, así que cuando llego a mi sitio de confianza, me la echo al bolsillo y me olvido de que me la puedan mangar. Además, si eres de los que cuida la seguridad a tope, recuerda que de nada sirve ver bien por delante si no te ven por detrás; yo la combino siempre con una buena luz trasera de bici para ir tranquilo.
Potencia para dejar ciego a cualquiera
Con 1.300 lúmenes, esta luz es una bestia. De hecho, le hace honor a su nombre (Blinder, de cegar). A veces es hasta «demasiado» buena. He visto a peatones que, al cruzarse conmigo, casi se tropiezan del deslumbre mientras sueltan algún que otro improperio. Pero oye, mejor que me vean de sobra a que no me vean.
Si además de esta luz buscas un extra de tecnología para que no se te pase nada por alto, échale un ojo al POC Omne Beacon con luz LED integrada, que es el complemento perfecto para ser un faro andante en la carretera.
Seis LEDs que ofrecen un haz de luz amplio y profundo.
¿Hay alguna pega?
Si tengo que ponerme tiquismiquis, el soporte me ha dado algún sustillo. Aunque encaja bien, el Blinder se me ha caído al suelo un par de veces tras pillar algún bache fuerte. Lo bueno es que es dura como una piedra: ni un rasguño serio y sigue funcionando como el primer día. En la oficina hay división de opiniones; a algunos les pasa lo mismo y a otros ni se les mueve. Sospecho que con un soporte nuevo o la mítica brida «made in Spain», el tema se soluciona rápido.
Mi veredicto tras un año de uso
Es una luz excelente con una distribución del haz que flipas, incluso si te metes por caminos de tierra (off-road).
- El soporte tipo GoPro la clava en el sitio.
- Diseño minimalista que no abulta nada.
- Calidad de construcción de las que ya no quedan.
- Los bordes son un pelín afilados.
- Si la llevas a tope de potencia, la batería vuela.
En resumen: si pasas de líos y quieres una luz que aguante carros y carretas, la Knog Blinder 1300 es tu mejor aliada. ¿Te gustaría que te ayude a elegir entre esta y otros modelos de la gama Blinder?
