Las ruedas de 32 pulgadas han llegado para sacudir el panorama del MTB. Con el diámetro más grande visto hasta ahora, superan incluso a las 29″ y reabren un debate que muchos creíamos cerrado: ¿hasta qué punto tiene sentido seguir aumentando el tamaño de las ruedas en montaña?
Durante años, el salto de tamaño fue sinónimo de mejora. Pasamos de las 26″ a las 29″ con un salto brutal en eficiencia de rodadura, estabilidad y capacidad para pasar obstáculos. Después llegó la moda de las 27,5″ como punto medio.
Pero ahora, con la aparición de las 32″, toca volver a hacerse la pregunta: ¿estamos ante una evolución real o ante el límite físico de lo que puede mover una bici de montaña?
Lo cierto es que las 32″ ya no son un experimento teórico. Existen prototipos funcionales e incluso bicis rodando en competición con ellas. Su mayor diámetro promete una rodadura aún más fluida, más estabilidad a alta velocidad y una capacidad increíble para suavizar las irregularidades del terreno. Pero hay quien dice que, quizás, su terreno ideal esté más cerca del gravel que del MTB puro y duro.
Ventajas e inconvenientes de las 32 pulgadas

El aumento de diámetro tiene efectos evidentes en la conducción:
- Más estabilidad y mejor tracción en terreno roto o a alta velocidad.
- Menos resistencia al superar obstáculos: raíces, piedras o escalones se salvan con más facilidad.
- Mayor mantenimiento de la inercia, lo que se traduce en una rodadura suave y continua.
Pero no todo es de color de rosa:
- Cuadros y horquillas específicas, ya que el tamaño cambia la geometría por completo.
- Más peso en las ruedas y cubiertas, penalizando aceleraciones y cambios de ritmo.
- Menor agilidad en zonas técnicas o reviradas, algo que puede notarse mucho en XCO.
En resumen, un tamaño pensado quizá para ciclistas altos o pruebas de larga distancia (XCM o maratones), más que para disciplinas explosivas o muy técnicas.
Comparativa directa de medidas

Para entender qué cambia realmente, conviene fijarse en el diámetro final de cada rueda con neumático montado (en este caso, con una cubierta de 2,4″).
| Tamaño | Medida del neumático | Diámetro del aro (BSD) | Diámetro final aprox. |
|---|---|---|---|
| 32″ | 32 x 2,4″ | 686 mm | 808 mm |
| 29″ | 29 x 2,4″ | 622 mm | 744 mm |
| 27,5″ | 27,5 x 2,2″ | 584 mm | 696 mm |
| 26″ | 26 x 2,2″ | 559 mm | 670 mm |
Como se ve, el salto de una 29″ a una 32″ es considerable: más de 6 cm de diámetro total, lo que implica una posición sobre la bici claramente distinta.
Qué es la medida BSD
El BSD (Bead Seat Diameter) es el diámetro interno de la llanta donde se apoya el talón del neumático. Es la referencia real del tamaño de rueda, mucho más precisa que la medida comercial en pulgadas.
Por ejemplo, una rueda de 29″ tiene un BSD de 622 mm, mientras que una de 32″ ronda los 686 mm. Ese dato explica por qué dos ruedas “de 29” pueden diferir en el tamaño final según la cubierta que monten.
Mirando al futuro
Parece poco probable que las 32″ provoquen una revolución como lo hicieron en su momento las 29″. Aun así, abren un nuevo capítulo en la búsqueda por una bici más rápida, cómoda y eficiente.
Puede que encuentren su sitio entre ciclistas altos o en disciplinas maratonianas, pero su adopción generalizada parece complicada. La industria tendrá que equilibrar rendimiento, manejabilidad y peso, y ya sabemos que no hay fórmula mágica que lo dé todo.
Lo que sí está claro es que las 32″ obligan a repensar cuál es el punto dulce entre velocidad, control y diversión. Quizás ese equilibrio, hoy por hoy, siga estando en las 29″… pero esto es MTB, y las modas —igual que las bajadas— cambian rápido.
