Si eres de los que aman las subidas pero odian sufrirlas hasta el límite, o simplemente quieres ampliar tu radio de acción sin comprometer la estética de una bici de carretera pura, Scott acaba de lanzar algo que te va a interesar. La Fastlane es su nueva apuesta en el mundo de las e-Road, y viene a demostrar que una bicicleta eléctrica de carretera no tiene por qué parecer un tanque disfrazado.
¿Qué hace especial a la Fastlane?

Seamos honestos: muchas e-Bikes de carretera pecan de evidentes. Tubos sobredimensionados, motores voluminosos y ese «look» que grita «llevo motor» a kilómetros de distancia. Scott ha tomado el camino opuesto con la Fastlane, creando una bicicleta que podría pasar desapercibida en cualquier pelotón… hasta que te adelanta en un repecho del 12% sin despeinarse.
Motor TQ HPR40: potencia justa donde la necesitas
El corazón de esta máquina es el motor TQ HPR40, un propulsor compacto que entrega 40 Nm de par. ¿Es mucho? No es una barbaridad comparado con otras e-Bikes, pero aquí está la clave: no lo necesitas. Este motor está calibrado para sentirse como una extensión natural de tu pedaleo, no como un acelerador. Silencioso, suave y sin tirones bruscos, la asistencia fluye de forma orgánica.
La batería interna de 290 Wh puede parecer modesta en papel, pero está optimizada para rutas largas gracias a su gestión inteligente del consumo. Además, ¿realmente necesitas más autonomía si tu objetivo es salir dos o tres horas y volver con las piernas frescas en lugar de destrozadas?
Carbono HMX: cuando el peso importa
Hablemos de números que enamoran: el cuadro pesa apenas 865 gramos. Sí, has leído bien. Estamos ante el mismo carbono HMX que Scott utiliza en sus modelos de competición como la Addict RC. Esto no es casualidad: la marca quería que la Fastlane mantuviera esa sensación de bici ágil, reactiva y eficiente al pedalear.

El diseño aerodinámico, heredado de la gama Foil RC, también juega su parte. No solo se ve rápida: lo es. Y cuando llegas a los 25 km/h (el límite legal de asistencia), la transición es tan natural que apenas notas cuándo el motor deja de empujar.
Integración total: tecnología invisible
Scott ha bordado el apartado de integración. El puerto de carga está escondido en la unión entre el tubo diagonal y el vertical, casi imperceptible. Los botones de encendido y los LED indicadores del nivel de batería están discretamente ubicados en el extremo del manillar, mientras que en el otro extremo hay una multiherramienta integrada (porque los detalles importan).
Pero hay más: el sistema eléctrico no solo alimenta el motor, también da vida al grupo Shimano Di2 y a la luz trasera integrada en la tija. Todo cableado interno, todo limpio, todo pensado para que nada rompa la armonía visual.
Conectividad ANT+: datos a tu alcance

Si eres de los que viven pendientes de los vatios, la cadencia y la autonomía restante, el motor TQ se sincroniza vía ANT+ con tu ciclocomputador favorito. Podrás ver en tiempo real los modos de asistencia, la potencia generada y cuántos kilómetros te quedan antes de que la batería te pida un respiro.
Tres versiones para tres perfiles

Scott no ha lanzado una sola Fastlane, sino tres configuraciones pensadas para diferentes bolsillos y exigencias:
Scott Fastlane Premium – La joya de la corona
- Peso: 9,9 kg
- Grupo: Shimano Dura-Ace Di2
- Ruedas: Zipp 353 NSW
- Precio: 12.399 €
Si buscas lo mejor de lo mejor y el dinero no es un problema, aquí tienes tu bici. Con apenas 9,9 kg, es más ligera que muchas bicis de carretera convencionales de gama alta.
Scott Fastlane 10 – El equilibrio perfecto
- Peso: 10,6 kg
- Grupo: Shimano Ultegra Di2
- Ruedas: Syncros Capital 1.0 40
- Precio: 7.999 €
La opción más equilibrada entre prestaciones y precio. Ultegra Di2 es un grupo de sobra contrastado, las ruedas Syncros cumplen con creces y sigues quedándote por debajo de los 11 kg.
Scott Fastlane 20 – La puerta de entrada
- Peso: 11,1 kg
- Grupo: Shimano 105 Di2
- Ruedas: Syncros Capital 1.0 40
- Precio: 6.999 €
Si quieres probar el mundo e-Road sin dejarte un riñón, esta es tu oportunidad. El 105 Di2 es fiable como un reloj suizo, y aunque pese 1,2 kg más que la Premium, sigue siendo una bici sorprendentemente ligera para llevar motor.
¿Para quién es la Fastlane?
Esta bicicleta no es para todo el mundo, y está bien que así sea. Es perfecta si:
✅ Quieres ampliar tu alcance sin sacrificar la esencia del ciclismo de carretera
✅ Te encantan los puertos pero ya no tienes (o nunca tuviste) piernas de escalador profesional
✅ Buscas una e-Bike discreta que no parezca un Transformer sobre ruedas
✅ Valoras la calidad de construcción y estás dispuesto a pagar por ella
No es para ti si buscas autonomía ilimitada para ultra distancias o un motor ultra potente que haga todo el trabajo por ti. La Fastlane es sutil, elegante y pide que sigas siendo ciclista mientras pedaleas.
Conclusión: la e-Road que querrías que existiera
Scott ha logrado algo difícil con la Fastlane: crear una bicicleta eléctrica de carretera que respeta la esencia del ciclismo tradicional. No grita «soy eléctrica», no pesa como un ancla y no convierte cada salida en un paseo sin esfuerzo. Simplemente te da ese empujón extra donde lo necesitas, manteniendo la sensación de control, conexión con el asfalto y placer de pedalear.
Si el futuro de las e-Road pasa por aquí, bienvenido sea.




