Ocho de cada diez desplazamientos en Bicing ya son con bicis eléctricas

El Bicing en Barcelona ha cambiado casi de la noche a la mañana desde que electrificó su flota. Ya casi parece natural decirlo: ocho de cada diez viajes dentro del servicio se hacen en una bicicleta eléctrica. Que la gente haya roto con su rutina de movilidad tan rápido, es señal de que aquí se cuece algo importante. Curiosamente, cada bici con asistencia es usada unas doce veces en solo un día, una cifra de vértigo que coloca a la ciudad en la cima de Europa en intensidad de uso. Ya no es solo una alternativa simpática; está claro que estos vehículos han pasado a formar parte del día a día de los barceloneses, como el pan de cada mañana.

¿Por qué son tan populares las bicis eléctricas del Bicing?

En verdad, la preferencia casi aplastante por estas bicis no sale de la nada. Resulta evidente que facilitan la vida: cualquiera que haya probado una sabrá que subir una cuesta deja de parecer una expedición. Además, en una ciudad tan cambiante, la asistencia al pedaleo te permite superar distancias antes impensables, de modo que no sorprende que más personas decidan dejar el coche o el autobús a un lado.

Por ahora, la flota suma 8.000 bicicletas y de ese total, 5.000 son eléctricas. Esa mayoría no es cualquier cosa: hace que casi siempre haya una eléctrica esperando a quien quiera subirse, y esa facilidad se nota en los números. Hay semanas en que la ciudad parece movida casi únicamente por pedaleo: 1,7 millones de viajes al mes y cerca de 163.600 usuarios abonados. Da la impresión de que, de un modo u otro, el Bicing se ha colado en el día a día de la ciudad, como si fuera un amigo que siempre está ahí para ayudarte a llegar.

bicicleta con asistencia al pedaleo es utilizada

¿Cómo se compara su uso con el de otras ciudades europeas?

Cuando uno compara los datos, Barcelona brilla con luz propia en el mapa europeo. Las bicis eléctricas locales parecen no parar nunca, mientras que en París, Londres y otros lugares, el ritmo es mucho más pausado, casi como si allí el tiempo fuera más lento para las bicicletas.

CiudadSistema de Bici CompartidaUsos diarios por bici eléctrica
ParísVélib’ Métropole3,4 – 4,1
LondresSantander Cycles3,2 – 3,8
Madrid/BerlínVarios2,5 – 4,5

Al mirar la tabla, resulta claro que la intensidad de uso en Barcelona es realmente impresionante. La electrificación no solo funcionó, sino que marcó un antes y un después que otros aún no han alcanzado.

bicicleta con asistencia al pedaleo

¿Llegará el Bicing a más barrios? Así es el plan de expansión

Seguramente muchos se preguntan si el Bicing llegará a lo largo y ancho de la ciudad. Lo cierto es que el Ayuntamiento está echando el resto y quiere que casi ningún barrio se quede sin su estación. Este año, por ejemplo, se han sumado ya nada menos que 30 nuevas estaciones, como parte de una apuesta por llegar a 557.

Quizá lo más relevante no sea el número, sino la idea de que nadie tenga que caminar mucho para subirse a una bici. El objetivo es que entre estaciones haya una distancia más cómoda que nunca: menos de 350 metros, casi como si el sistema estuviera ahí, siempre listo para echarte una mano.

¿Qué zonas se están priorizando?

No es secreto: los barrios más altos, de montaña, a veces parecían estar bastante desconectados. El plan de expansión del Bicing está tratando de cerrar esa brecha, así que no sorprende que, de las 30 estaciones nuevas, ocho están pensadas especialmente para esos vecinos, que suelen tenerlo más difícil para moverse:

  • Cinco nuevas estaciones aterrizan en Horta-Guinardó, abriendo otro tipo de horizonte a sus residentes.
  • Tres estaciones más llegan a Sarrià-Sant Gervasi, como quien pone puentes entre barrios y el resto de la ciudad.

Así, se logra que la equidad territorial no sea solo un término bonito, sino una realidad palpable. Los barrios de montaña también pueden decir que el Bicing ha llegado para quedarse, convirtiéndose en un vínculo real, y sostenible, con Barcelona entera.

¿Qué implica mantener la flota eléctrica en funcionamiento?

Detrás de cada bici eléctrica lista para usar, hay un trabajo casi invisible pero esencial. El Bicing, por así decirlo, tiene que hacer malabares cada día para que las 5.000 bicis estén en plena forma. El ritmo de uso es tan intenso que a veces parece que no descansan nunca, y eso presenta retos que no son pequeños ni sencillos.

Algunos de los puntos donde más se nota el esfuerzo diario del equipo son los siguientes:

  1. Complejidad técnica: Lo que parece una bici tiene mucho de pequeña máquina inteligente. Contar con motor, batería y todo un entramado de cables y chips hace inevitable que se necesiten revisiones constantes y especialistas con buen pulso y ojo clínico.
  2. Gestión de baterías: Aquí no basta con cambiar pilas; hay que tener la logística bajo control cada día para recargar o reemplazar baterías en tiempo récord y asegurarse de que no haya ni una sola parada forzada. Las bicis sufren mucho uso y eso exige estar siempre por delante de los posibles fallos.
  3. Mantenimiento preventivo: Solo adelantándose a los problemas se pueden evitar averías molestas. Se mira con lupa todo: motores, frenos y sobre todo los sistemas que dependen de la energía que da vida a cada bicicleta.
  4. Logística de reposición: No solo se trata de arreglar bicis: también hay que moverlas por la ciudad, redistribuirlas y asegurar que cualquier persona tenga acceso sin importar la hora o el barrio. Todo esto requiere un equipo bastante sincronizado y comprometido.
taller de bicicleta

¿Bajarán los precios o se priorizan otras mejoras?

A medida que el servicio crece a pasos agigantados, desde el Ayuntamiento y los responsables toman una postura clara: lo primero es mejorar y ampliar la red, antes de pensar en rebajar precios. Dicen, y con razón, que los datos de uso son tan sólidos que la inversión en infraestructura merece el primer lugar en la lista de prioridades.

En los seis primeros meses del año, el número de usuarios subió un impresionante 7% y el Bicing ya superó los 100 millones de viajes desde 2019. Estas cifras dejan poco espacio para dudas: lo que más valoran los usuarios es poder encontrar una bici cuando la necesitan, sentir que el sistema es fiable y tener cobertura en casi toda la ciudad. Así, la apuesta de futuro no se mide solo en tarifas, sino en la ambición de convertirse en el motor aún más fuerte de la movilidad sostenible en Barcelona.

Por otra parte, la bici eléctrica ya no es la opción secundaria: se ha convertido, para muchos, en el transporte principal. Que la expansión llegue a los barrios de orografía complicada y que se apueste por mejorar el sistema, en lugar de abaratarlo, muestra una política orientada a conectar a la ciudad y hacerla todavía más sostenible, más humana.

Mirando hacia adelante, el Bicing tiene pinta de que seguirá creciendo, buscando llegar a más barrios y perfeccionando el trabajo detrás de cada bicicleta eléctrica. La demanda de los ciudadanos es constante y exigente, algo que empuja al sistema a superarse cada día más. Al final, este éxito está escribiendo una nueva forma de moverse por Barcelona y, quién sabe, quizá también sirva de ejemplo para otras ciudades que aspiran a ser realmente sostenibles.

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